Este precioso municipio está ubicado en una elevación de la Sierra de la Peña, al noroeste de la provincia de Zaragoza. Conserva intacto el encanto medieval de su casco histórico, motivo por el que es un verdadero placer pasear por sus sinuosas calles.
Dicho casco urbano, tiene numerosos monumentos en honor al rey Fernando el Católico. La mayoría de sus calles, empedradas y empinadas, conducen al castillo, donde nació el rey aragonés. Su núcleo urbano tiene diferentes conjuntos arquitectónicos y estilos artísticos, como el románico y el gótico. La buena conservación de su casco hace que nuestro paseo se convierta en un viaje al pasado. Fue declarado conjunto histórico el 6 de junio de 1968.
Los lugares más interesantes son: las murallas, de principios del XII; el portalón que da acceso al pueblo; la plaza de la Villa, donde se encuentra el Ayuntamiento, renacentista y del siglo XVI; el Colegio de los Escolapios; el paso abovedado; la capilla del Salvador y San Esteban, en la que se encuentra el Museo Parroquial y una interesante cripta; el barrio de San Martín y el palacio de los Sada, donde se encuentra la Oficina de Turismo.