Monumental, elegante, barroca, porticada, bella, social, emblemática, viva, histórica... sería difícil elegir entre estos adjetivos alguno que describa mejor que el resto la Plaza Mayor de Salamanca.
Los adjetivos monumental, elegante, barroca, porticada y bella están más que de sobra justificados en las fotos y no necesitan más explicación, es así.
Que es social y viva lo descubres cuando entras un par de veces en la plaza y ves que siempre, sea la hora que sea, hay gente en ella. Gente joven, gente más mayor, gente de todas las edades la transitan continuamente. Es admirable ver como los salmantinos han sabido conservar todo su casco histórico, y especialmente la Plaza Mayor, como centro neurálgico de la ciudad, con un ambiente y una vida que muchas ciudades quisieran tener.
Histórica, ¿como no va a ser histórica?. La Plaza Mayor es parte viva de la historia de Salamanca. Muchos eventos se han celebrado ahí, personajes ilustres han paseado por ella y ha sido testigo de muchos acontecimientos y cambios en la historia de Salamanca y de España, desde que, en 1755, se finalizara su construcción.
Uno de los personajes ilustres que más ha paseado por ella fue Miguel de Unamuno. Solía sentarse en la terraza del Cafe Novelty, donde tenia su tertulia diaria. Un día, allí sentado, la definió así cuando le preguntaron si era o no, un cuadrado perfecto: "Es un cuadrilátero. Irregular, pero asombrosamente armónico"
El propio Unamuno, y volviendo al adjetivo social, decía a sus hijas que tuviesen cuidado, por que la plaza era "el principal mentidero de la ciudad" y "su principal escuela de holgazanería", ya que el entendía que era el lugar en el que la gente se juntaba para "hacer poco" e intercambiar "chismorreos"
Y por último, el adjetivo emblemática tampoco necesita mucha explicación, está claro que la Plaza Mayor es el emblema de la ciudad de Salamanca y uno de los muchos que tiene España. Es una de las plazas más bonitas y grandes de España y seguramente de Europa.
Al entrar por primera vez en la plaza el subconsciente te hace dar una vuelta completa sobre ti mismo admirando su belleza, recorriendo sus arcos y ventanas, y piensas: tenían razón, es preciosa.