Pontevedra es una ciudad que pasa algo desapercibida en Galicia, pero que es una de las capitales más bellas de toda la comunidad autónoma. Su núcleo urbano está repleto de plazoletas con esencia gallega y mucho ambiente, y además, la capital es solo un aliciente para comprobar todos los atractivos de la provincia, como las Rías Baixas o la ciudad de Vigo.
Hoy nos quedamos con la antigua “Pontus Veteis” (Puente Viejo), el nombre que le daban los romanos a esta ciudad. Por este motivo, uno de los iconos de la ciudad es su antiguo puente. Pero Pontevedra es mucho más que una ciudad de paso y tranquila.
Por sus calles pasan cada día cientos de peregrinos haciendo la Camino Portugués deseosos de alcanzar la meta final en Santiago de Compostela. Y muchos de ellos paran en la Iglesia de la Virgen Peregrina, con su curiosa planta en forma de vieira. Allí descubren uno de los lemas más conocidos de la ciudad, el que habla de la hospitalidad, y es que “Pontevedra dá de beber a quen pasa”.
El Santuario de la Virgen Peregrina, el símbolo del Camino de Santiago en la ciudad
Esta iglesia se localiza en la plaza del mismo nombre, en un punto neurálgico de la capital. Se trata de uno de los destinos más visitados de toda la ciudad, tanto por peregrinos como para turistas.
A la iglesia, que es el monumento que recibe más visitas y protagonismo, se suma el Loro Ravachol, que era el loro de la boticaria que había en la plaza. Ahora el lugar está ocupado por una entidad bancaria, pero las leyendas sobre este animal, del que han pasado más de 100 años desde su muerte, siguen estando muy presentes en la ciudad, hasta el punto de que el entierro del Loro Ravachol es una de las fiestas más famosas en Pontevedra.
El Santuario está dedicado a la Virgen de la Peregrina, y es patrona de la provincia, la que guía a todos los caminantes hacia Santiago. Su construcción data del año 1778 y lo más destacado es su forma de vieira, como homenaje al Camino.
La Plaza de la Herrería
Otro de los destinos imprescindibles que aparecen en cualquier guía sobre qué ver en Pontevedra es la Plaza de la Herrería. Está junto a la de la Peregrina, y a ellas se suman la de Ourense y la de Estrela.
En este enclave aparecen unos soportales muy cuidados, que sirven de sostén a edificios de excepcional belleza, con lujosos balcones. La plaza recibe el nombre de Herrería porque allí estaban ubicados en la antigüedad los talleres de hierro forjado.
En todo este entramado hay un montón de terrazas para disfrutar de la rica gastronomía local o sentarse a contemplar las vistas del Convento de San Francisco, un templo construido en el siglo XIV que conserva elementos de los siglos XVI y XVIII como el crucero, la imagen del nazareno o las pinturas murales.
La Plaza de la Leña, la más bonita de la ciudad
A apenas tres minutos a pie de la Plaza de la Herrería, muy cercana a la Plaza de la Estrela, se localiza la Plaza de la Leña, que es una de las más bonitas en la ciudad. Su nombre se debe a que era el lugar donde se hallaba el mercado de leña.
Hoy en día es un centro de ocio y restauración con mucho ambiente y un sinfín de bares. En el centro de la plaza se halla un cruceiro gallego típico que indica que el lugar es un cruce de caminos, y que se repite prácticamente en todas las plazas de la ciudad. A su vez, aquí se sitúa el Museo de Pontevedra, en dos de los pazos.
Puente del Burgo, el famoso Puente Viejo
El Puente del Burgo es el que da nombre a la ciudad “Pontus Veteis”. Es el más famoso de toda Pontevedra porque es el motivo de su fundación. Su origen es romano, pero el que se divisa en la actualidad es uno del siglo XIX. Uno de los lugares que hacen de Pontevedra uno de los mejores lugares que ver en Galicia.
Se trata de un escenario con un significado icónico para los peregrinos, que cuando lo cruzan dejan atrás la ciudad para continuar su camino hacia Santiago. Junto a estos enclaves, no se pueden dejar atrás otros como la Iglesia de San Bartolomé, la Basílica de Santa María de Mayor, las ruinas del Convento de Santo Domingo, el Parque de las Islas de las Esculturas o la Casa de Valle Inclán.